Según el Banco de España, durante el primer trimestre de 2025 tuvieron lugar casi 100 millones de operaciones con tarjetas corporativas de gastos, un 12 % más que en el cuarto trimestre de 2023 (con cerca de 89 millones de operaciones).
Las tarjetas corporativas para empresas españolas ofrecen una serie de ventajas muy particulares, por lo que cada vez más negocios están empezando a introducirlas en sus estrategias financieras. En esta guía, veremos cómo funcionan y qué debes tener en cuenta para aprovechar sus beneficios.
Esto es lo que encontrarás en este artículo:
- ¿Qué son las tarjetas corporativas de gastos?
- ¿Qué tipos de tarjetas corporativas de gastos existen?
- ¿Cómo funcionan las tarjetas corporativas de gastos?
- ¿Qué gastos no deben cargarse en las tarjetas corporativas?
- Uso de las tarjetas corporativas de gastos en España
- Preguntas frecuentes sobre las tarjetas corporativas de gastos en España
¿Qué son las tarjetas corporativas de gastos?
Las tarjetas corporativas son un tipo específico de tarjetas de crédito o débito vinculadas a cuentas bancarias de empresa. Tradicionalmente, estas tarjetas solo podían emitirlas entidades financieras —como los bancos o las redes de tarjetas— aunque, actualmente, hay proveedores de servicios de pagos que también tienen sus propios programas de tarjetas corporativas, como Stripe Issuing.
Tras la emisión de las tarjetas, los negocios los ponen a disposición de sus empleados para que puedan afrontar los gastos relacionados con su actividad profesional, como los viajes o las dietas. Al disponer de una tarjeta corporativa, los trabajadores no han de adelantar un gasto empresarial y después solicitar el reembolso a su empresa, sino que el importe se deduce directamente de la cuenta del negocio.
¿Qué tipos de tarjetas corporativas existen?
Las tarjetas corporativas se clasifican por su modalidad de pago (crédito, débito o prepago) y por su formato (virtual o físico). Veamos las funciones de cada tipo.
Tipos de tarjetas corporativas por modalidad de pago
Crédito
Las tarjetas de crédito permiten hacer pagos diferidos (es decir, aplazar el pago de una compra) y acceder a una línea de crédito para afrontar gastos empresariales aunque no se dispongan de los fondos necesarios. Esta flexibilidad en la gestión de los gastos permite mantener una mayor liquidez en la cuenta de empresa, aunque la acumulación de deuda en la tarjeta puede suponer un riesgo para la empresa si no se realiza un control exhaustivo.
Débito
Si bien las tarjetas corporativas de crédito son el tipo más común a nivel internacional, las tarjetas corporativas de débito son las preferidas en España. En 2025, se procesaron pagos con tarjeta por valor de casi 2800 millones de euros con tarjetas corporativas de crédito, mientras que las tarjetas de débito se usaron para pagar cerca de 3000 millones (un 8 % más, aproximadamente). Estas tarjetas solo permiten gastar los fondos disponibles en la cuenta bancaria de la empresa, por lo que la empresa no asume riesgo de endeudamiento, aunque suelen tener límites más estrictos que las tarjetas de crédito.
Prepago
Las tarjetas de prepago solo permiten a las empresas gastar fondos que se hayan añadido previamente como saldo. A diferencia de los otros dos tipos de tarjetas corporativas, las tarjetas de prepago no suelen requerir que se vincule una cuenta bancaria.
Tipos de tarjetas corporativas por formato
Físicas
Las tarjetas corporativas físicas son prácticamente idénticas a una tarjeta de crédito o débito convencional. Es habitual que los emisores de tarjetas corporativas permitan personalizar el aspecto de la tarjeta con la identidad de marca de la empresa.
Virtuales
Las tarjetas corporativas virtuales son una versión digital de una tarjeta tradicional de plástico e incluyen los mismos datos que encontraríamos en una tarjeta corporativa física (número de tarjeta, fecha de caducidad, empresa titular y [CVC]). Generalmente, las tarjetas virtuales se generan a través de una solución tecnológica específica y se utilizan para transacciones en línea.
Para ver una comparativa detallada entre las ventajas y los riesgos de los principales tipos de tarjetas, consulta nuestra guía sobre tarjetas corporativas de crédito y débito.
¿Cómo funcionan las tarjetas corporativas de gastos?
Si bien el funcionamiento varía ligeramente dependiendo del tipo de tarjeta corporativa, en líneas generales, podemos dividir el proceso en cuatro pasos:
Emisión de tarjetas: La empresa asigna una tarjeta corporativa de gastos al empleado o a un departamento entero y solicita una copia física o virtual.
Fijación de límites: La empresa establece los límites de gastos, que pueden definirse para cada tarjeta o para un programa completo. Además, algunas plataformas de emisión de tarjetas permiten definir la periodicidad o la categoría de cada uno de esos límites. Los controles de gastos avanzados de Stripe Issuing te permitirían, por ejemplo, configurar que la tarjeta de un empleado solo pueda utilizarse en restaurantes y gasolineras y establecer un límite semanal o mensual para cada una de esas categorías.
Pagos con la tarjeta: El empleado paga una compra con la tarjeta corporativa de gastos y aporta el justificante de la operación, es decir, el recibo de caja o la factura.
Conciliación de operaciones: El programa de gestión de gastos registra automáticamente cada operación y la concilia.
¿Qué gastos no deben cargarse a las tarjetas corporativas?
Aunque existen prácticas generalmente desaconsejadas, o incluso pagos que no se podrían justificar legalmente como gastos de la empresa, cada empresa suele definir sus propias normas de uso para las tarjetas corporativas. El uso inadecuado de una tarjeta corporativa puede tener consecuencias internas, como que el empleado tenga que reembolsar el importe o, en el peor de las situaciones, pagar sanciones fiscales.
A continuación se enumeran algunos gastos que las empresas españolas no deberían cargar a sus tarjetas corporativas:
Gastos personales o no relacionados con el trabajo: las compras personales (por ejemplo, ropa, tecnología, etc.), los viajes de ocio o las suscripciones a servicios digitales para uso personal no pueden deducirse como gastos empresariales. Estas podrían acarrear sanciones en caso de inspección por parte de la Agencia Estatal de Administración Tributaria (AEAT).
Retiradas de efectivo: Para garantizar el control y la trazabilidad de los pagos, también es recomendable limitar o evitar las retiradas de efectivo, salvo en los casos autorizados y acompañadas de una factura o recibo.
Compras de importe elevado: ciertas compras, como equipos tecnológicos o maquinaria, requieren una autorización más formal o un procedimiento especial que se desvía del uso habitual de la tarjeta.
Cestas de Navidad y otros regalos: según la respuesta del Ministerio de Hacienda a una consulta sobre las cestas de Navidad: «Los gastos de relaciones públicas con clientes o proveedores no se considerarán gastos deducibles de impuestos». Dado que se trata de obsequios únicos que las empresas clasificarán de forma diferente, no se recomienda que las empresas utilicen tarjetas corporativas para adquirirlos.
Contar con una política de uso bien definida puede ayudar a las empresas a evitar malentendidos y mantener un control exhaustivo de los gastos. También puede ayudar a garantizar el cumplimiento de la normativa interna.
Uso de las tarjetas corporativas de gastos en España
Según los datos del Banco de España, las compras con tarjetas corporativas durante el primer trimestre de 2025 alcanzaron los 5862 millones de euros, 100 millones más que en el último trimestre de 2023. Aun así, las categorías de gasto entre las empresas siguen siendo muy similares año tras año.
Por ejemplo, las grandes empresas de distribución concentraron cerca del 22 % de las compras con tarjetas corporativas en España, lo que supone más de 660 millones de euros. Les siguieron el comercio minorista (con casi un 20 % y algo más de 600 millones) y los supermercados (alrededor del 16,5 % y 506 millones). Otras categorías habituales para los pagos con tarjetas corporativas son las gasolineras, los restaurantes y los viajes.
Preguntas frecuentes sobre las tarjetas corporativas de gastos en España
¿Qué límites suelen tener las tarjetas corporativas de gastos en España?
Es habitual que las empresas fijen límites por operación, diarios o mensuales. Además, algunas empresas pueden excluir categorías para que sus tarjetas no puedan utilizarse en ciertos tipos de negocio o definir límites distintos en función de la categoría del gasto.
Por ejemplo, una empresa podría establecer límites para que sus tarjetas solo puedan utilizarse en supermercados, restaurantes y hoteles y, además, definir un límite distinto en cada categoría (por ejemplo, 50 € diarios en supermercados y restaurantes para cubrir las comidas y 100 € diarios en hoteles para cubrir el alojamiento).
¿Se pueden deducir los gastos de una tarjeta corporativa para empresas españolas?
Sí, los gastos de una tarjeta corporativa siguen las mismas normativas que el resto de los gastos de la empresa y podrán deducirse siempre y cuando correspondan a la actividad profesional y se justifiquen con facturas. En estos casos, la empresa podrá deducirse el IVA en su declaración trimestral del IVA, así como aplicar las deducciones correspondientes al impuesto sobre sociedades (IS) a través del modelo 200.
¿Qué pasa si se utiliza una tarjeta corporativa para gastos personales o injustificados?
Las medidas que aplica cada empresa dependen de sus políticas internas, aunque es habitual que puedan exigir al trabajador o al departamento el reembolso del importe. Adicionalmente, si algún gasto personal ha intentado deducirse como una compra profesional, podría acarrear sanciones para la empresa por parte de la AEAT.
El contenido de este artículo tiene solo fines informativos y educativos generales y no debe interpretarse como asesoramiento legal o fiscal. Stripe no garantiza la exactitud, la integridad, la adecuación o la vigencia de la información incluida en el artículo. Busca un abogado o un asesor fiscal profesional y con licencia para ejercer en tu jurisdicción si necesitas asesoramiento para tu situación particular.