Adquirente frente a emisor: qué hacen y en qué se diferencian

  1. Introducción
  2. ¿Qué es un emisor?
  3. ¿Qué es un adquirente?
  4. ¿En qué se diferencian un emisor y un adquirente?

Se calcula que cada año se procesan 468.000 millones de transacciones con tarjeta de pago en todo el mundo. Detrás de cada una de estas transacciones, que tiene lugar cuando se desliza, escanea o aproxima una tarjeta de crédito, hay dos partes diferentes, pero relacionadas: el banco emisor y el banco adquirente.

Estas entidades financieras funcionan en segundo plano para garantizar que haya fondos disponibles para la compra y transferirlos de la cuenta del comprador a la del vendedor. También devuelven los fondos cuando es necesario hacer un reembolso. Aunque el banco emisor y el banco adquirente se encuentran en lados diferentes de una transacción, trabajan juntos para que el sistema funcione.

Aquí veremos lo que necesitas saber sobre adquirentes y emisores, lo que hacen, cómo funcionan y en qué se diferencian.

¿De qué trata este artículo?

  • ¿Qué es un emisor?
  • ¿Qué es un adquirente?
  • ¿En qué se diferencian un emisor y un adquirente?

¿Qué es un emisor?

El emisor, también denominado banco emisor o emisor de la tarjeta, representa al cliente en una transacción. Es la entidad financiera que le proporciona a una persona una tarjeta de pago que utiliza para iniciar una transacción. Un emisor puede ser un banco, una unión de crédito u otra entidad financiera.

Chase, Bank of America y Capital One son tres de los cinco emisores de tarjetas más importantes de Estados Unidos. Entidades financieras locales, como un banco regional o una pequeña unión de crédito, también pueden ser emisores.

Los emisores de tarjetas no suelen ser Visa, Mastercard, Discovery ni American Express. Estas empresas proporcionan las redes que procesan las transacciones con tarjetas de pago, pero no intervienen en transacciones o pagos individuales. El emisor y el adquirente son los que gestionan una transacción determinada.

En estas transacciones, el emisor asume el riesgo de concederle crédito a una persona. Los emisores deben determinar la solvencia de la persona en función de una serie de factores, como su calificación crediticia y su historial financiero. Si un emisor aprueba a un cliente, «emite» una tarjeta que permite al cliente acceder a una línea de crédito.

Básicamente, estas líneas de crédito son préstamos que se conceden al titular de la tarjeta. Suelen ser préstamos no garantizados, es decir, el prestamista no le exige al prestatario que proporcione ningún aval ni fianza que garantice la devolución del préstamo. Además, el emisor cobra un interés si los préstamos no se pagan en un plazo determinado, que normalmente es de 30 o 60 días. Si el titular de la tarjeta no puede devolver el préstamo inicial y, por tanto, incurre en impago, el emisor se hace responsable de la deuda, de modo que la transacción original pasa a ser responsabilidad del emisor.

Los emisores también desempeñan un papel fundamental cuando se produce un contracargo, que es cuando un cliente disputa un cargo y solicita la devolución de los fondos o la cancelación de la transacción. En el caso de una solicitud de contracargo, el emisor actúa como árbitro y determina si la petición de anulación de una transacción por parte de un consumidor es razonable. El emisor no tiene la última palabra en esto y su decisión se puede disputar, pero lo que sí hace es determinar si un contracargo debe confirmarse o anularse.

¿Qué es un adquirente?

Si vemos al emisor como el representante del cliente en la transacción, podemos decir que el adquirente, también denominado banco adquirente, es el representante del negocio. Los adquirentes son bancos o entidades financieras que proporcionan a una empresa las herramientas necesarias para cobrar los pagos de los emisores. Como su nombre indica, adquieren el dinero del emisor y se aseguran de que se deposita en la cuenta del negocio. Esto permite procesar y completar la transacción. También proporcionan a las empresas un identificador único que les permite comunicarse con las redes de tarjetas para completar estas transacciones.

Aunque a veces los adquirentes actúan como procesadores de pagos, lo más habitual es que funcionen como intermediarios que se aseguran de que las transacciones llegan a la red de tarjetas pertinente y se completan sin errores. Normalmente, son miembros de una red de tarjetas y a menudo trabajan con varios o todos los procesadores de tarjetas principales. El adquirente dirige el dinero que proporciona el emisor a la cuenta de comerciante correcta. Stripe, por ejemplo, ofrece ambos servicios: procesamiento de pagos y funcionalidad de adquirente, que elimina la necesidad de que las empresas tengan una cuenta de comerciante aparte o una pasarela de pagos.

Al igual que los emisores, los adquirentes también tienen un cierto riesgo financiero. Son responsables de aplicar normas de seguridad que satisfagan los requisitos del PCI Security Standards Council. De no hacerlo, aumenta la responsabilidad de un banco en el caso de que se produzcan una vulneración de datos o el robo de información del titular de la tarjeta y se usen con fines malintencionados durante una transacción.

En el caso de un contracargo, el adquirente es responsable del reembolso al emisor, que devolverá los fondos al cliente. Esto conlleva un coste para el adquirente por los recursos internos necesarios para revisar y procesar las solicitudes de contracargo. Para ello, un adquirente puede mantener una cuenta de reserva desde donde emitir los contracargos, o bien ofrecerle una línea de crédito a la empresa para cubrir estos costes. Si una empresa se declara insolvente y no puede hacerle el reembolso al adquirente, este debe aceptar la pérdida.

Con el fin de limitar esta posible responsabilidad, los adquirentes a menudo operan con normas muy estrictas para las empresas que representan. Para que se las tenga en cuenta, las empresas deben someterse a un proceso de investigación en el que se evalúa el riesgo y, con esta información, un adquirente decide si representa o no a la empresa.

¿En qué se diferencian un emisor y un adquirente?

Los emisores mantienen las cuentas de débito o de crédito del titular de una tarjeta y le ofrecen acceso a su dinero o a una línea de crédito, que puede usar para realizar pagos a través de una transacción con tarjeta, mientras que los adquirentes toman ese dinero y lo depositan en la cuenta de una empresa, a la vez que mantienen un registro de las transacciones y reenvían cualquier solicitud de autorización a la red de tarjetas pertinente.

Aquí explicamos cómo funcionan juntos estos bancos durante una transacción:

  • El cliente inicia un pago aproximando o deslizando la tarjeta en el terminal de un punto de venta (POS), como Stripe Terminal.
  • El proveedor de procesamiento de pagos de la empresa envía la información de la transacción al adquirente, que se la envía a la red de tarjetas.
  • La red de tarjetas procesa la solicitud y le pregunta al emisor si hay fondos disponibles. El emisor examina las cuentas del titular de la tarjeta y aprueba o rechaza la transacción.
  • Esa información se envía a la red de tarjetas, que remite el aviso de aprobación o rechazo al adquirente, y este informa a la empresa del estado de la transacción.
  • Si se ha aprobado, se mueve el dinero del emisor al adquirente para depositarlo en la cuenta del comerciante.

Aunque este ejemplo es de una transacción única en persona que tiene lugar en el terminal de un punto de venta, la relación de trabajo entre los emisores y los adquirentes es la misma cuando la transacción es recurrente, como en el caso de una suscripción mensual. Estas opciones de facturación también requieren una estrecha comunicación entre el emisor y el adquirente, pero se inician automáticamente a partir de una transacción recurrente aprobada. Un proveedor como Stripe puede administrar estos diferentes tipos de opciones de facturación para las empresas.

En el caso de un contracargo, las funciones del adquirente y del emisor se invierten. El titular de una tarjeta inicia la solicitud de reembolso y le envía pruebas al emisor de la tarjeta de que debe emitirse ese reembolso. El emisor revisa la información y decide si procesar o no el contracargo. Si se aprueba, le comunica al negocio la disputa con el adquirente y le solicita la devolución de fondos. El adquirente revisa la solicitud y emite el contracargo, por el que debe pagar el negocio, ya sea mediante fondos reservados disponibles para este tipo de cargos o mediante una línea de crédito que le ofrece el adquirente.

En resumen, el emisor (banco del cliente) y el adquirente (banco del negocio) se encuentran en los lados opuestos de una transacción, pero trabajan juntos para asegurar que se procesan correctamente una compra o una devolución.

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