Debido a la incertidumbre global ocasionada por el COVID-19, las exigencias que vive un fundador que dirige una empresa nueva son mayores que nunca. Esta guía ofrece consejos prácticos para gestionar estratégicamente el estrés que en estos momentos es incluso más relevante para los fundadores.
Antes de convertirme en psicóloga clínica, fui una estrella del atletismo en un instituto de un pueblo. Mis pruebas favoritas eran los sprints. Hay muy poca estrategia competitiva más allá de dominar los tacos de salida. Empiezas a moverte. No te detienes. No reduces la velocidad. Sigues, sigues, sigues... te mueves rápido y rompes cosas.
Los 400 m (una vuelta alrededor de la pista) son un deporte totalmente diferente. Es un tipo de carrera que requiere estrategia, hay momentos para aflojar y momentos para acelerar.
Corrí mis primeros 400 m como si me persiguiera un león.
Algo extraño empezó a suceder unos 75 m antes de la línea de meta: Mi cuerpo empezó a sufrir un colapso, empecé a notar que mis fuertes piernas de sprint eran un peso muerto, mis brazos empezaron a oscilar hacia delante y hacia atrás, retorciéndose sobre la parte superior de mi cuerpo. Me costaba respirar. Tropecé con la línea de meta, me incliné y vomité por toda la pista.
Vomitar delante de una grada abarrotada no fue mi mejor momento.
Estaba acostumbrada a la velocidad y a la intensidad competitiva, pero no a correr tan rápido durante tanto tiempo. Aprendí por las malas que no tener una estrategia de ritmo puede llevar al desastre.
Deberíamos dejar de tratar a nuestras empresas como sprints cortos. Muévete rápido; no te rompas.
Corre con inteligencia, no solo con fuerza
Necesitas una estrategia para saber cómo vas a afrontar las intensas exigencias que supone poner en marcha una empresa.
Seguro de que ya has trabajado duro antes. Sabes lo que es trabajar duro. Sabes lo que es trabajar muchas horas. Es probable que estés lanzando tu empresa porque tienes experiencia en centrarse intensamente en un problema hasta dar con una solución. Has aprendido a dominar tu oficio o área de especialización. Te has dado cuenta de que tienes un producto o servicio que la gente necesita y desea.
Como empresario que trabaja por Internet, tú eres lo que determina el éxito o el fracaso de tu empresa. Eres el centro en torno al cual gira tu empresa. Inteligencia, creatividad, capacidad de comunicación, nivel de concentración, perseverancia, experiencia, capacidad para resolver problemas, habilidad para tomar decisiones, red profesional: necesitarás todo esto, pero no es suficiente para tener éxito.
Tienes empuje, experiencia e intensidad competitiva; necesitas entrenamiento y práctica para coger el ritmo, igual que yo.
Estrés: vital y mortal
Crear una empresa es estresante.
Sentirse estresado está bien. Es la respuesta natural a hacer algo que es a la vez difícil e importante. Hay mucho en juego. Las buenas decisiones importan. Confiar en las personas adecuadas es esencial. Crear una base de clientes, comunicar claramente tu marca y tu valía, vigilar el presupuesto, hacer crecer una red, trabajar con contratistas o contratar a tu primer empleado. Todas estas cosas son estresantes porque son importantes. El estrés y la motivación van de la mano. Las fuentes de estrés suelen ser las cosas que más necesitan nuestra atención. El estrés que sentimos es nuestra propia alarma interna que se dispara para decir: "no te olvides, presta atención, piénsalo bien...".
El estrés es a menudo algo bueno. Nos mantiene despiertos y activados.
Tu cuerpo está hecho para experimentar estrés. tu respuesta de lucha o huida entra en acción. Cuando te encuentras con un oso en el bosque, ¿corres? ¿o agarras una rama y luchas? En el instante en que el oso aparece, tu ritmo cardíaco se eleva, la respiración se acelera, los músculos se tensan, la digestión y otras funciones no esenciales se ralentizan o se detienen, y tu corazón comienza a bombear la sangre hacia tus extremidades. Tus sentidos se agudizan y tu cuerpo se prepara para responder. Esta respuesta al estrés puede salvarte la vida.
Cuando ese oso es un plazo enorme, una presentación que tienes que clavar o una decisión difícil que hay que tomar, esa respuesta natural de lucha o huida te permite reaccionar de forma más rápida y aguda. No es a pesar de -sino gracias a- tu capacidad innata para responder al estrés que eres capaz de cumplir ese plazo, de clavar esa presentación, de tomar esa decisión. La ley Yerkes-Dodson se establece a partir de una serie de estudios clásicos de investigación psicológica, que midieron la relación entre el estrés y el rendimiento. La conclusión general es que la cantidad «adecuada» -un término medio- de estrés contribuye al máximo rendimiento.
Tu estrés te ayuda.
Entonces, ¿por qué el estrés tiene tan mala fama?
El estrés pasa de ser un mecanismo que salva vidas a uno que las pone en peligro cuando pasa de agudo a crónico. Un factor estresante a corto plazo y limitado en el tiempo (un oso, una presentación importante) es lo que en el mundo de la psicología se conoce como estrés agudo. El estrés agudo te ayuda a rendir al máximo, a luchar de frente contra los problemas, a correr más rápido, a concentrarse mejor, a ser creativo y a estar en sintonía con lo que tienes que hacer. Nuestros cuerpos están diseñados para el estrés agudo y son varios los sistemas del organismo que trabajan juntos para manejarlo. Nuestro cuerpo sabe exactamente qué hacer y, lo que es quizá más importante, sabe cómo dejar de hacerlo.
La presentación. La reunión de la junta directiva. La decisión. Sucede. Los mecanismos de tu cuerpo se ponen en marcha para manejarlo. Tú lo haces. Después se acaba.
Cuando el factor estresante desaparece, tu sistema nervioso parasimpático entra en acción y tu ritmo cardiaco vuelve a la normalidad, tus músculos se relajan, el flujo sanguíneo regresa a tu cerebro, tu sistema digestivo vuelve a funcionar. Y la vida sigue adelante.
El estrés agudo funciona para protegernos cuando nos sentimos amenazados.
Cuando nos enfrentamos a un estrés agudo durante un largo periodo de tiempo -estrés crónico- empezamos a empujar a nuestro cuerpo a hacer algo para lo que no fue diseñado. El estrés crónico puede, literalmente, descomponer tu cuerpo. Tiene consecuencias graves y duraderas para la salud. La investigación ha mostrado que existen vínculos entre el estrés crónico y casi todos los problemas crónicos de salud: enfermedades del corazón, obesidad, diabetes, síndrome del intestino irritable, enfermedad de Crohn, asma, migrañas, problemas gastrointestinales, esclerosis múltiple, enfermedad de Alzheimer, cáncer. El problema de software puede convertirse en un problema de hardware.
Además, el estrés crónico puede causar problemas emocionales importantes. El estrés crónico no controlado se convierte en ansiedad, una batalla interior prolongada contra los miedos y los pensamientos negativos o perjudiciales. El estrés crónico no contribuye a la eficacia de los empresarios, directivos o socios. Las personas que lo padecen se esfuerzan constantemente por no perder la compostura -mantener el estrés bajo control- y, como resultado, las personas ansiosas pueden ser impulsivas, enfadarse y tener mal genio. Toman malas decisiones. Pueden intentar sobrellevarlo mediante el consumo abusivo de alcohol o de otras sustancias.
Como propietario de una empresa, el estrés crónico es un peligro importante. No solo experimentas todos los factores estresantes normales de la vida humana, sino que también tienes sobre tus hombros el peso de tu empresa. Siempre hay un plazo, siempre una decisión que tomar, siempre una presentación o una reunión, siempre un cliente o un contratista difícil con el que tratar. No puedes escapar del estrés -especialmente cuando diriges una empresa-, así que tienes que encontrar estrategias para mantener el ritmo.
Afrontar el estrés crónico
Hacer frente al estrés crónico consiste en averiguar cómo correr rápido durante un largo periodo de tiempo sin vomitar delante de una multitud. No existe una única forma correcta para organizar tu vida, pero te daré algunas sugerencias basadas en investigaciones. Tendrás que hacer algunas adaptaciones para dar con un plan de gestión del estrés que realmente funcione para ti. Te aseguro que hacer pruebas y experimentar merece la pena, gracias a este esfuerzo podrás dar con una estrategia de gestión del estrés que te funcione bien. No exagero al decirte que: tu bienestar personal y la sostenibilidad de tu empresa pueden depender de ello.
Reconoce cuáles son tus señales de estrés propias
Sufrir estrés crónico es como ser la proverbial rana en la olla con el agua hirviendo lentamente. La rana se mete en problemas conforme van subiendo los grados. Las consecuencias negativas del estrés crónico pueden aparecer lentamente. Quizá tu mente atareada te despierte a las 3 de la madrugada varias noches seguidas. Sientes cansancio, por lo que te irritas fácilmente con los miembros de tu familia. Tienes un dolor de cabeza casi constante, quizá causado por apretar la mandíbula o rechinar los dientes. Tu estómago está revuelto. Bebes más cafeína para despertarte. Bebes más alcohol para intentar dormir. Se hace más difícil concentrarse durante periodos de tiempo considerables. Tus decisiones se vuelven más reactivas, más impulsivas. ¿En qué momento se calentó tanto el agua?
El truco mágico para una gestión eficaz del estrés crónico es detectarlo a tiempo. Tú tiene sus propios indicadores precoces del estrés. Tu cuerpo suele ser el mejor sistema de alerta temprana de que el estrés está empezando a pasarte factura. Cuando experimento una acumulación de estrés crónico, dejo de dormir bien. Algunas personas experimentan malestar estomacal (náuseas, vómitos o diarrea). A otras les duelen los hombros, la cabeza o tienen otros tipos de dolor. Quizá tu primera señal de alarma sea cierta aspereza, irritabilidad o sentirte de muy mal humor. Tal vez tengas antojos de dulces o comida salada. O recurras a un vaso (o tres) de vino o whisky para poder conciliar el sueño por la noche. Quizá pierdas el interés por el sexo y la cercanía con los demás. Tal vez tu interés por el sexo aumente drásticamente. Ciertos aspectos de tu personalidad pueden volverse más exagerados debido al estrés. Es posible que te vuelvas más caótico (pierdes las llaves, llegas tarde, olvidas cosas, faltas a citas). Por otro lado, las partes de tu personalidad de «tipo A» pueden evidenciarse más: puede que te vuelvas más rígido de lo normal (volviéndote un poco loco con las hojas de cálculo o duplicando la documentación de los procedimientos). Bajo estrés, los introvertidos pueden encerrarse más en sí mismos, y a los extrovertidos les puede costar sentarse a trabajar. Darte cuenta de que te estás desequilibrando, o de que te estás "pasando" un poco, es otro buen indicador de que el estrés está destruyendo lo mejor de ti.
La acumulación de estrés crónico afecta al cuerpo y a la vida de cada persona de forma diferente. No hay algo específico que indique hay un problema para todas las personas. Tómate un momento para reflexionar sobre cuáles son tus señales de estrés propias. Cuando has estado estresado en el pasado, ¿hay alguna parte de su cuerpo que te duela o algún órgano que parezca que deja de funcionar bien? ¿O hay una serie de comportamientos que indiquen que hay algún problema?
Conocer cuáles son tus señales propias de alerta temprana es esencial para tu capacidad de ser proactivo y trabajar contra el estrés crónico antes de que destruya su salud y cause estragos en tu empresa y tus relaciones.
Busca una solución para tus puntos débiles
¿Cuál es la causa de tu estrés? Echa un vistazo a los principales culpables del estrés de forma sincera. Empieza por escribir una lista de los factores que te estresan en todos los ámbitos de tu vida, incluidos el trabajo, el hogar, la familia y las relaciones. Encuentra los puntos débiles específicos.
Puede que te sienta estresado pero que no tengas muy claro qué es lo que está provocando que te sientas así. Cuando desgranas las causas específicas del estrés, examinas la lista y resuelves los factores que desencadenan el estrés uno por uno. Algunos de estos factores puedes modificarlos o evitarlos.
Por ejemplo, tal vez tengas un pico de estrés la mayoría de las tardes cuando intentas concluir una llamada de un posible cliente para salir corriendo por la puerta y poder recoger a tu hijo del colegio a las 15:30. Tal vez necesitas que alguien cuide de tu hijo después del colegio durante dos tardes a la semana para así poder completar las llamadas de posibles clientes sin sentir ese apuro. Si sientes un estrés constante por la cantidad de correos electrónicos que llegan a tu bandeja de entrada, considera la posibilidad de contratar a un asistente a tiempo parcial para que haga una primera pasada o responda a todos los correos electrónicos no esenciales.
Debes examinar sistemáticamente cada punto débil y preguntarte: «¿Qué nivel de control tengo aquí? ¿Cómo puedo eliminar o disminuir esta experiencia en mi vida?».
Haz cambios y recoge datos. Pon en práctica aquellos cambios que afecten de forma más directa a tus fuentes de estrés y haz un seguimiento de tu estado de ánimo: presta atención a si estos cambios están repercutiendo o no en el resultado final del estrés.
Cambia del pensamiento pasivo («este estrés me está afectando a mí») al pensamiento activo («puedo tomar el control de algunas partes de mi estrés»). El estrés ya no es un villano y tú ya no eres una víctima indefensa. Tienes cierto control sobre la cantidad de estrés que experimentas a medida que desarrollas tu empresa. Utiliza el estrés en tu beneficio. Deja que te alimente durante breves ráfagas cuando necesites rendir al máximo y vuelve a la normalidad para funcionar a largo plazo.
Gestiona el estrés en el momento
No todos los factores estresantes tienen «solución». El año que abrió mi empresa de consultoría, a mi padre le diagnosticaron un cáncer terminal y tanto mi madre como mi hermano menor pasaron semanas en unidades de cuidados intensivos por crisis médicas no relacionadas y potencialmente mortales. Mi marido y yo también asumimos la tutela de dos niños que necesitaban un lugar seguro donde vivir de forma urgente. Habría sido un año difícil si no hubiera lanzado mi empresa. Como estaba en la fase inicial de mi empresa, mi nivel de estrés estaba por las nubes. Y no había mucho que pudiera hacer para eliminar estos factores estresantes de mi vida. Estaban ocurriendo y estaban completamente fuera de mi control.
¿Qué hacemos con los factores estresantes que no podemos resolver? Cuando no puedes atacar al problema (es decir, el factor estresante), ataca al estrés en sí mismo. Para que funciones bien, debes ser capaz de tener cierto nivel de tranquilidad, de control sobre cómo el estrés moldea tu cuerpo y tus emociones. Entiendo que esto es más fácil de decir que de hacer. Sin embargo, como cualquier habilidad, cultivar la calma interior frente a un estrés importante puede conseguirse.
Cuando sientas que algo te aprieta el pecho, que tu respiración se vuelve superficial o que te empiezan a sudar las palmas de las manos -las que sean tus señales tempranas de estrés- es el momento de hacer una pausa, aunque sea microscópica. Una investigación emergente sugiere que la mejor herramienta que tenemos para contrarrestar el estrés elevado son las respiraciones lentas y profundas. A continuación te hago un resumen breve y fácil de aplicar, pero, créeme, los datos de la investigación son amplios. Si hubiera una herramienta con la que pudiera equipar a todo nuevo empresario, sería la capacidad de respirar lenta y profundamente.
Para practicarla, coloca una mano con la palma sobre el ombligo. Inhala lentamente por la nariz (cuenta de cuatro a cinco segundos) y observa cómo tu mano se eleva a medida que tu vientre se «llena» de oxígeno. Exhala lentamente por la nariz (otra cuenta de cuatro a cinco segundos) y observa cómo tu mano se hunde hacia la columna a medida que tu vientre se «desinfla». Haz cuatro o cinco respiraciones así, respirando por la nariz hacia el vientre. Respirar de esta forma es sencillo, pero también poderoso. Señala que tu sistema nervioso parasimpático o «calmante» se activa y hace saber a tu cuerpo que no existe una amenaza inmediata que requiera una respuesta de estrés agudo.
Puedes respirar así en medio de una conversación, en medio de una tarea que estés realizando. Lo he hecho en un escenario sin que la gente se diera cuenta. Es una herramienta rápida, sencilla y muy eficaz para el estrés «en el momento». Además de practicar respiraciones lentas y profundas, a continuación te muestro otras herramientas que pueden ayudarte a controlar los picos de estrés en medio de tu vida laboral:
- Tómate un descanso de tres a cinco minutos para estirarte. Presta atención a tus hombros, cuello y mandíbula.
- Pon música relajante.
- Cambia la configuración de cómo trabajas.
- Tómate un descanso y llama a un amigo o a un familiar.
- Levántate y dale una vuelta a la manzana.
- Cierra los ojos durante 10 minutos.
- Medita o reza.
- Tómate un tentempié saludable o dedica un momento a disfrutar de una bebida caliente.
- Levántate y lávate la cara con agua fresca.
- Dedica unos minutos a echarte una crema en las manso que huela bien.
- Ponte una gota de aceite esencial en la muñeca.
La reacción de estrés consiste en ir deprisa y acelerarse para dar respuesta. Al hacer lo contrario y ralentizarte, contrarrestas las emociones que subyacen a la reacción y, por tanto, al propio estrés. Al cambiar una o más fuentes de entrada sensorial (vista, oído, olfato, gusto y sensación táctil) tu cerebro recibe nuevos datos que debe computar. Si esa nueva información sensorial es relajante, puede ser otro desencadenante para activar el sistema parasimpático o «calmante».
Estas habilidades pueden practicarse como mecanismo para calmarse en medio de un momento de estrés elevado. También pueden integrarse en la vida diaria como forma de fortalecer los músculos «antiestrés». Unos minutos diarios de respiración profunda o meditación pueden hacer maravillas para reducir tu nivel básico de estrés y ansiedad. Estas prácticas también ayudan a aumentar la capacidad de presta atención y a la concentración, mejoran el sueño y disminuyen la depresión. Es una gran inversión en ti mismo y en tu empresa.
Vivir un estilo de vida sin estrés
El primer año de tu empresa puede ser el momento más importante para vivir tu vida de un modo que te permita hacer frente al estrés de forma saludable y proactiva. Esta afirmación va en contra del «ajetreo» propio de una startup. En contra de lo que suele pensarse, trabajar más no siempre es trabajar mejor. Los hábitos que incorpores a tu empresa (y, por extensión, a tu vida diaria) se prolongarán durante años. Elige hábitos que contrarresten el estrés crónico antes de que se acumule. Esto contribuirá a la sostenibilidad a largo plazo de tu empresa y hará que tu vida sea más agradable durante estos primeros años tan intensos.
Tú eres el experto en ti mismo. Si reflexionas un poco, es probable que tengas alguna idea sobre lo que necesitas para llevar un estilo de vida que minimice el estrés. Afortunadamente, los psicólogos y otros profesionales médicos han investigado cuáles son los amortiguadores más eficaces contra las consecuencias negativas del estrés crónico.
Cuida tu cuerpo. Gran parte del daño que causa el estrés se debe a los efectos acumulativos del cortisol en el organismo. Cuidar tu cuerpo puede ayudarte a optimizar tu capacidad para contrarrestar el estrés. Esto significa dormir bien, alimentar tu cuerpo con comida nutritiva y mover tu cuerpo (elevando tu ritmo cardíaco) durante al menos 30 minutos tres veces por semana. Estas tres cosas son esenciales para una gestión óptima del estrés y un funcionamiento neurológico óptimo. Tu cerebro no funciona bien sin unos cuidados y un mantenimiento básicos. Comer, dormir y moverse son los elementos básicos del autocuidado que alimentan bien tu cuerpo. Te va a resultar muy difícil ser excelente en tu empresa sin cuidar de tu cuerpo.
Mantén tus relaciones. Si vas a pasar por una situación difícil, el recurso que mejor predecirá lo bien que lo llevas es la calidad de tus relaciones. Las relaciones nos protegen de los problemas de salud mental asociados al estrés extremo. No descuides tus relaciones mientras haces crecer tu empresa. Si tienes éxito, querrás gente con quien celebrarlo. Si fracasas, querrá una comunidad de seres queridos que te ayude a encauzarte de nuevo.
Celebra el éxito. Los primeros años de una empresa pueden resultar confusos. Hay muy pocos momentos de «llegada». Nunca hay momentos en los que la lista de tareas pendientes esté terminada. Es difícil sentirse alguna vez «realizado». Sin embargo, nuestro cerebro se beneficia del impulso neurológico que supone la satisfacción de haber terminado. Crear una empresa es un largo camino. Es importante celebrar la consecución de objetivos concretos: tu primer cliente de pago, tu primer pedido masivo, tu primer post viral. Sean cuales sean los pequeños objetivos que guían la lista de «cosas por hacer» de tu empresa. Encuentra formas de celebrarlos. Mi amigo Phil hizo una lista de cinco objetivos que quería completar en un año y, después, eligió una botella de vino especial para cada uno de esos cinco objetivos. Cada botella tenía una etiqueta propia: «Vender plugin de WordPress» en el Edna Valley Pinot Noir, y «Lanzar la automatización del Onboarding» estaba pegado al Napa Cabernet Sauvignon.
Nosotros, los emprendedores empedernidos, a menudo nos inclinamos por lo que no está hecho. Terminamos una cosa y nos lanzamos a la siguiente. Pero una buena gestión del estrés exige que contrarrestemos la interminable lista de tareas pendientes con microcelebraciones a lo largo del camino. Di la verdad sobre lo que se está logrando tanto como sobre lo que hay queda por hacer. Tu cerebro necesita las endorfinas. Tus amigos y familiares necesitan la oportunidad de poder celebrarlo. Tu cofundador, tus empleados o los miembros de tu equipo necesitan verte celebrarlo para que se sientan seguros y poder chocar los cinco. Y tú necesitas que te recuerden todo lo que se está logrando.
Resérvate un tiempo para jugar. Empezar requiere un gran esfuerzo, perseverancia, concentración y trabajo duro a la antigua usanza. Resiste la tentación y no pongas los ojos en blanco cuando mencione que parte de garantizar tu éxito es sacar tiempo para jugar. Las actividades lúdicas son cosas que eliges hacer porque te provocan alegría. El juego permite que tu cerebro y tu cuerpo disfruten de una velocidad diferente, un descanso de la intensidad y el trabajo duro necesarios para hacer crecer una empresa. El juego debe ser inmersivo y estimulante. Pueden ser cosas como el tiro con arco, jugar en una liga de fútbol, el ajedrez, el snowboard, construir con Legos, hacer una colcha, montar en bicicleta, tocar en una banda, pintar, alborotar con los niños o reconstruir un coche clásico. Jugar a videojuegos y ver la televisión o películas son sin duda formas habituales de relajarse. No están en los primeros puestos de mi lista porque tienden a ser cognitiva y físicamente pasivos. Las mejores formas de juego deben implicar todas las partes de ti: tu cuerpo, tu inteligencia, tus emociones. Te hacen perder la noción del tiempo y te crean una sensación de disfrute. Te permiten, al menos temporalmente, olvidarte de tu estrés.
Un estilo de vida preparado para el estrés es aquel en el que contrarresta el estrés con elecciones proactivas que además son emocional y físicamente saludables. Lo haces para entrenarte para hacer frente al estrés. Lo haces en medio de situaciones de estrés. Lo haces porque te das cuenta de que no puedes permitirte sacrificar tu bienestar en favor del ajetreo diario.
La intensidad y la velocidad sin seguir una estrategia pueden hacer que sientas que todo da vueltas o que te sientas agotado y ansioso.
Dominar los altibajos
Los altibajos son inevitables. Como empresario, habrá momentos en los que estés arrasando, sentirás que estás en una nube y que todo es maravillosos cuando un nuevo producto tiene éxito, el número de clientes crece, surgen oportunidades de asociación, tienes la oportunidad que establecer conexiones con personas influyentes, firmas contratos importantes o tienes beneficios. Estos momentos son gloriosos. Y en esos momentos, te resultará difícil imaginarte haciendo otra cosa. Es estupendo ver que tu trabajo es bien recibido en el mundo. Esos momentos de emoción y orgullo son tu recompensa después del trabajo duro. Los momentos buenos te dan esperanza, ves que tu empresa puede crecer y florecer y permitirte tener un buen estilo de vida y la oportunidad de causar un impacto significativo en el mundo.
Pero también habrá otros momentos. Los momentos en los que estés desanimado, avergonzado, enfadado o te sientas triste. Habrá momentos en los que quieras abandonar, cuando alguien traiciona tu confianza o un cliente deja de utilizar tu servicio. Habrá momentos en los que no estarás seguro de si podrás pagar las nóminas y momentos en los que no estarás seguro de si podrás mantener la empresa a flote. Algunos de estos momentos bajos serán tan solo pensamientos fugaces. Otros se alargarán hasta convertirse en meses de agonía. Estos momentos pondrán a prueba tu fortaleza, sabiduría y paciencia. Serán muy, muy duros.
Ante todo, los altibajos son una parte normal cuando se crea una empresa. No estás solo en los momentos buenos y malos, ni en las subidas y las bajadas. Internet no siempre es honesto. Muchos info-marketers pregonan sus estrategias infalibles para abrirse camino y conseguir una empresa que genere siete cifras. Bien podrían estar vendiendo aceite de serpiente para la vida eterna o propiedades frente al mar en Las Vegas. Siempre es algo intrigante, que pertenece a la sección de ficción. No hay un camino fácil hacia el éxito. Es un trabajo duro y arriesgado y deberás derrochar tiempo, energía, recursos y capital emocional. No pasa sin que surjan complicaciones, ni en un solo día.
La gente tiende a subestimar la carga emocional que supone poner en marcha una empresa. Muchos empresarios que están empezando se preparan para la inversión de tiempo y la inversión financiera que se avecina. Seguro que has elaborado un plan de empresa y has investigado aspectos como los impuestos y la constitución de sociedades, te has preparado a fondo. Pero también debes planificar la inversión emocional.
Como empresario, tu empresa es una extensión de ti. Es tu medio de vida. Es el mecanismo a través del que alimentarás a tus hijos y la entidad que decide si harás o no ese viaje a Cancún este año. El bienestar de tu empresa determina tu bienestar financiero. Eso significa que tu estado emocional está vinculado a sus altibajos. Sin embargo, la conexión entre tú y tu empresa va más allá, no es tan solo un medio de vida, tu empresa surgió de tu mente y representa tu forma única de resolver un problema o de ver el mundo. Tu empresa es el reflejo de tus habilidades y tu experiencia. Es algo que existe porque tú existes. A diferencia de un entorno laboral en el que fichas a la entrada y a la salida, crear tu propia empresa está profundamente ligado a tu identidad.
Cuando ofreces algo en público, te vuelves vulnerable y te expones. Esto conlleva un nivel de intensidad emocional. Cuando estás al volante o cuando sostienes la pelota, estás expuesto a que todo el mundo te vea. Se trata de una experiencia cargada de adrenalina, en la que todo está en juego, tanto en el buen sentido como en el malo.
Esto hace que los errores empresariales sean especialmente difíciles. A menudo se producen en público y pueden se mucho más importantes que un simple «Uy, ese enlace estaba mal». Cometerás errores en tu empresa. Una errata, un correo electrónico enviado incorrectamente o un billete de avión sacado para una fecha equivocada. Es algo que ocurrirá. La cuestión es hasta dónde llegarás para dar respuesta a estas situaciones. ¿Hasta qué punto puedes restarles importancia? ¿Hasta qué punto te vienes abajo por los errores en tu empresa?
Conseguir unos límites saludables
Tú no eres tu empresa. Y tu empresa no es tu bebé.
Hace poco leí en un estudio de investigación publicado en Human Brain Mapping que comparaba los escáneres cerebrales (IRMf) de padres que pensaban en sus hijos con los escáneres cerebrales de empresarios que pensaban en sus empresas. Puede que no te sorprenda saber que las regiones de activación neurológica eran muy similares. Tanto los padres como los fundadores experimentaron una activación en la parte de su cerebro que libera dopamina. Se trata de un centro de recompensa: nos sentimos bien cuando se activa.
Al igual que los padres que miran imágenes de sus dulces hijos pequeños, los empresarios experimentan un pequeño remolino de recompensa -un pequeño golpe de dopamina- cuando contemplan las imágenes de tu empresa. A nivel neurológico, los empresarios tienen una relación cariñosa y afectuosa con su empresa.
Además, se observó en los cerebros empresariales, al igual que los de los padres, una supresión de las partes del cerebro que están conectadas con el procesamiento social crítico. Estas áreas del cerebro son importantes para la evaluación social o la capacidad de leer y evaluar las intenciones de otra persona. (Esta es la parte de tu cerebro que estaba activa anoche en un evento mientras escaneabas la sala y evaluabas inconscientemente con quién querías hablar).
Cuando estas áreas cerebrales están desconectadas o quedan suprimidas, las personas son incapaces de conectar con precisión con los demás y relacionarse con ellos. En este estudio, los fundadores eran esencialmente incapaces de evaluar críticamente sus empresas como una entidad separada. En su lugar, la empresa estaba codificada en sus cerebros como una extensión del yo. (Y al igual que el amor romántico y el amor paternal, el amor de los fundadores es ciego).
Por un lado, esta investigación me ha ayudado a entender algunas cosas sobre los fundadores. Algunas son buenas. Este hallazgo demuestra el sacrificio, el empuje, la locura que supone ser fundador. El amor de los padres saca lo mejor y lo peor de los seres humanos. Nunca fui consciente de la paciencia,capacidad de sacrificio y fortaleza que podía tener hasta que tuve hijos. Y nunca fui consciente del egoísmo, el malhumor y la locura que podía alcanzar hasta que tuve hijos.
Lo mismo ocurre cuando se es fundador: a veces, te obsesionas y sientes que estás en racha. Otras veces, sientes la pasión y creatividad. A menudo, eres un poco irracional en cuanto a todo lo que estás haciendo para hacer crecer tu empresa, y ahora sabemos que hay algo de ciencia detrás de esto.
Por otro lado, me preocupan un poco las implicaciones de lo profundamente que una empresa puede llegar a integrarse con nuestro propio ser. Al igual que en cualquier relación humana importante, demasiada fusión, demasiado enredo y demasiadas emociones conectadas pueden ser peligrosas. Poner todo el corazón en una empresa es psicológicamente peligroso.
Los empresarios pueden apegarse tanto emocionalmente a su empresa que llegan a relacionarse con ella como si fuera otra persona. Por desgracia para los empresarios, las empresas no son buenas parejas sentimentales. Son erráticas y exigentes, no saben escuchar y nunca, nunca sacan la basura.
Una empresa puede apoderarse de todo. Puede apoderarse de tu tiempo, de tu energía, de tus pensamientos y de tus emociones, y con ello llega una gravedad que siempre está ahí, hagas lo que hagas. En esos momentos, es muy fácil empezar a decirte a ti mismo que lo tienes controlado, que lo estás haciendo bien y que no necesitas a nadie ni a nada. A partir de ahí, de forma progresiva, poco a poco, te vas dejando consumir cada vez más por el trabajo. Pronto, te despiertas y solo piensas en tu empresa, cuando estás con los amigos y la familia, eso es en lo que piensas, cuando te vas a dormir, es lo único que está en tu cabeza.
Se trata de una identificación equivocada: el trabajo, la startup o la idea se han convertido tanto en quién es el fundador como en lo que ama. Pero tu empresa simplemente no puede soportar el peso de quién eres tú: nunca será tu valor total ni tu propósito. Tampoco es una buena válvula de escape para el amor, porque simplemente no puede corresponderte. Tu startup no tiene los hombros con los que soportar ese peso, y no debería. Así que ese apego emocional fuera de lugar tiene que desaparecer si quieres estar sano y fuerte para ti mismo, para tu empresa y para tu familia.
La clave es tomar un poco de distancia emocional. Ayuda poder separar quién eres tú de la empresa que estás construyendo. Los altibajos se producirán, pero tu identidad, tu vida emocional y tus relaciones no tienen por qué soportar el peso de toda la gravedad.
Cómo surfear la ola
¿Qué hacemos con estos altibajos? ¿Qué hacemos con los enredos profundos entre nuestra empresa y nuestra identidad? ¿Cómo se puede fundar y hacer crecer una empresa sin desgarrarse emocionalmente? Hablemos de estrategias concretas.
Registra tus subidas y bajadas. Una de las actividades más importantes de mi vida se reduce a dos frases. Cada día escribo el punto álgido de mi día y el punto más bajo de mi día. Tan solo anoto los datos. El poder de estos datos no está tanto en el momento puntual. Aunque llevar un diario tiene muchos beneficios psicológicos, el poder de esta práctica se produce cuando se revisan las frases que se acumulan con el tiempo. Tener tres meses, o tres años, de altibajos te ayuda a ver patrones que no eres capaz de ver en el día a día. Cuando tienes datos longitudinales, puedes identificar las partes de tu vida que son tus «momentos dulces». También puedes ver las partes de tu vida que solo te dejan cansancio, estrés e infelicidad.
Estos datos pueden ayudarte de varias maneras. En primer lugar, pueden ayudarte a sacar el máximo de los momentos dulces: las partes de tu vida que te resultan significativas, agradables y atractivas. Éstas son las partes de tu vida en las que la probabilidad de influir y obtener una energía duradera es mayor. Registrar tus momentos bajos te dará información sobre qué debes contratar, eliminar o evitar. Ver los datos a lo largo del tiempo puede ayudarte a identificar cuándo no estás empleando bien tu energía. La segunda forma en que esta información puede ayudarte es que cuando registras tus altibajos a lo largo del tiempo, ves inevitablemente el poder del paso del tiempo. Esto también pasará. Los errores, las críticas, los puntos bajos y los fracasos no duran para siempre. Con el tiempo son sustituidos por otros sentimientos, por otras experiencias de éxito y alegría.
Esa es una de sus características más vitales para un fundador: saber que por muy bajas que estén las cosas, las bajadas no durarán. El momento pasará. La situación cambiará. Todas las olas, por altas que sean, duran un tiempo limitado.
Diversifica tu cartera emocional. No puedes estar emocionalmente dedicado en exclusiva a tu empresa. Mantén tus amistades y relaciones con los miembros de tu familia. Permite que el romanticismo forme parte de tu vida. Ten aficiones y practica ejercicio. Lucha contra el impulso de comer, dormir y respirar la empresa cada momento del día. Deja un espacio para experimentar los altibajos emocionales de otros aspectos de tu vida. Cuando tú, el empresario, estés en un bache, las otras partes de tu vida (tu vida como padre, hincha de la liga de fútbol, aficionado a la cerveza artesana) te proporcionarán el contrapeso emocional que necesitas.
Adopta una mentalidad de crecimiento. La forma en que decidas ver los momentos bajos marcará la diferencia entre tener una «mentalidad fija» o una «mentalidad de crecimiento». Estos términos los acuñó originalmente la profesora de psicología de la Universidad de Stanford, la Dra. Carol Dweck. Según la teoría de Dweck, la mentalidad fija supone que nuestro carácter, capacidades e inteligencia están fijados en nosotros: o somos listos, o no lo somos; o somos emprendedores capaces, o no lo somos. Mientras tanto, la mentalidad de crecimiento asume que nuestras habilidades y capacidades son siempre un trabajo en curso, son solo la marca más alta de nuestro desarrollo y educación hasta el momento.
Un empresario que trabaja desde la mentalidad del crecimiento se nutre de los desafíos y ve los fracasos como oportunidades de crecimiento que ponen a prueba las capacidades existentes. Un empresario orientado al crecimiento tiene una autoestima ligada al esfuerzo y al aprendizaje, no al resultado de un proyecto concreto. Cualquier habilidad, cualquier éxito, cualquier correo electrónico enviado con el enlace equivocado o cualquier fracaso es un punto de partida para el crecimiento que se cultiva a lo largo de la vida.
Un empresario de mentalidad fija cree que si hoy no tiene una habilidad determinada, quiere decir que simplemente no tiene esa habilidad. Punto. Esta perspectiva no tiene en cuenta el cambio a lo largo del tiempo, no reconoce el valor de intentarlo, fracasar y volver a intentarlo. El empresario de mentalidad fija solo ve el momento presente, no la adquisición natural (o intencionada) de habilidades que se produce con el paso del tiempo. Convierte tus momentos bajos en momentos de aprendizaje, y convierte tus momentos altos en celebraciones de todo lo que has aprendido. Debes estar dispuesto a probar cosas nuevas, a poner en práctica nuevas ideas, vete más allá de tus límites en cuanto a lo que conoces y puedes hacer en estos momentos.
Descansa. Si pasas demasiado tiempo surfeando las olas, te pondrás enfermo, te dolerá todo y tu equilibrio se verá afectado. Los cuerpos humanos no están hechos para que las situaciones intentas se prolonguen o que el estrés intenso se alargue. Si quieres hacer de la iniciativa empresarial un estilo de vida sostenible, tienes que tomarte descansos. Sí, incluso durante el primer año. Sí, incluso cuando estés creciendo, ocupado y abrumado.
Hay tres tipos de descanso que considero importantes:
1. La tecnología se rompe: tengo una amiga que paga dos iPhones para poder tener uno para temas de trabajo y otro para su vida personal. Mantiene sus contactos de trabajo y sus contactos personales en teléfonos separados. Mantiene su correo electrónico del trabajo y su correo electrónico personal en teléfonos separados. Y cuando termina de trabajar al final de cada jornada laboral, pone su teléfono de trabajo a cargar y lo deja en la oficina. Su motivación es que estaba completamente atada a su trabajo, incluso cuando estaba en casa cenando con su familia o viendo los partidos de fútbol de sus hijos. Le llegaba una notificación a la bandeja de entrada y sentía que tenía que contestar. Aunque esta opción puede parecer demasiado extrema para ti, es bueno encontrar una forma de escapar y dejar de estar disponible las 24 horas del día. Para ello se puede dejar el teléfono en la oficina o guardarlo en un cajón cuando no se esté trabajando o incluso desactivar las notificaciones. Decidas lo que decidas, haz un esfuerzo intencionado por dejar limitar tus comunicaciones laborales a tus horas de trabajo para poder centrarte en tu familia, amigos y actividades no laborales.
2. Vacaciones: tomarse unas vacaciones es la mejor manera de darse un respiro. Una semana de descanso ayuda a tu cuerpo a resetearse de la acumulación de estrés crónico. También puede darte una perspectiva actualizada de tu vida y tu empresa y aumentar tu motivación para conseguir más. Los dividendos suelen pagarse enseguida. Vale, te has tomado una o dos semanas de descanso, pero cuando vuelvas inspirado y renovado, es probable que tu productividad sea mayor que antes.
Casi todos los fundadores con los que hablo se resisten a esta idea. Y lo entiendo. Tengo una empresa, al igual que mi marido, y comprendo lo angustioso que resulta para un fundador alejarse, sobre todo en los primeros días, cuando no tienes establecidos procesos ni un equipo que te cubra. Es difícil desconectar, sobre todo porque eres una parte esencial (e insustituible) de tu empresa. Sé que para mí, la idea de marcharme y desconectar de todo a menudo me resulta más estresante que la de quedarme en casa y seguir adelante.
Sea como sea, necesitas irte de vacaciones. Distintas investigaciones han demostrado una y otra vez que las personas que dan a su mente y a su cuerpo un descanso de la rutina son más capaces de pensar de forma creativa, de resolver problemas, de alejarse de la mentalidad robótica de «haz lo que tengas que hacer» que suele acompañar a meses y meses de estrés. Cuando das un paso atrás y te vas de vacaciones, te recargas de energía y vuelves con ganas y entusiasmado por las cosas que se te ocurrieron mientras tu mente estaba descansando.
Irte de vacaciones también te da tiempo para centrarte en aquellas relaciones y actividades que muchas veces ignoras durante el ajetreo del día a día. Crear recuerdos, vivir experiencias compartidas o tener tiempo para conversar sin prisas son formas estupendas de invertir en tu libertad, tus relaciones y en experiencias alegres que nos llevan a la mayoría de nosotros por el camino empresarial.
Debes pensar que esto es un permiso -no, una prescripción- para irte de vacaciones. Si la idea de desconectar por completo te produce una ansiedad tal que te provoca un ataque pánico, no desconectes del todo. Llévate el teléfono y consulta el correo electrónico un par de veces al día, o conéctate para asistir a las reuniones Scrum. Haz que funcione para ti y tu situación personal. Pero asegúrate de que haces que funcione. Vete. Aléjate. Saca tiempo. A la larga te compensará. Órdenes del médico.
3. Retiros: unas vacaciones son un tiempo muerto, lejos del trabajo. Un retiro es un tiempo dentro, una inmersión profunda en tu empresa.
Creo que todo empresario necesita hacer un retiro de tres días al menos tres veces al año. Un retiro es el momento de reflexionar, volver a centrarse y considerar el panorama general de tu empresa. Es cuando fijas tus objetivos, evalúas tus progresos y valoras el estado y la dirección que está tomando tu empresa. Es fácil ver que la empresa está en un camino que parecía correcto hace un año, pero que ya no lo es; o en un camino que supone un alejamiento de tus objetivos; o en un camino que es correcto, pero que necesita algunos retoques. Un retiro para reflexionar puede ayudarte a volver a comprobar la dirección de tu empresa y a reorientarla para que sea aún mejor.
Un retiro puede significar muchas cosas para diferentes personas, dependiendo de lo que realmente les aporte la soledad, el espacio y el tiempo para pensar, reflexionar y crecer. En mi caso, busco una habitación de hotel con vistas al mar y meto en la maleta un rollo de papel vegetal y una caja de rotuladores. Una de mis amigas fundadoras se va a la cabaña de su familia en el bosque, hace excursiones para retirarse aún más en mitad de la naturaleza y poder encontrar realmente un lugar tranquilo donde pensar y apuntar cosas en un cuaderno. Mis consejos generales: vete a algún lugar que se aleje de tu día a día habitual, desconecta todo lo posible, pasa tiempo a solas, dedica tiempo a pensar y a escribir. Vete con cosas prácticas.
Ahora bien, sé que la mera idea de tomarse unos días libres para no hacer nada más que pensar y reflexionar suena aterradora para mucha gente. Ya estás pensando en la pesadilla logística que supone dejar de trabajar durante unos días, en encontrar a alguien que cubra un escaparate o dirija un equipo, en cancelar reuniones o reprogramar eventos. Y lo entiendo: la vida en una empresa puede ser abrumadora y acelerada. Puede dar la sensación de que no puedes permitirte el lujo de dedicar tiempo a un retiro, pero le voy a dar la vuelta a eso y a decirte que no puedes permitirte el lujo de no hacerlo.
Tener una empresa es una forma increíblemente gratificante de vivir la vida. Los altibajos forman parte de ella: son lo que la hace emocionante y gratificante. Y son lo hacen que duela y nos sintamos abrumados en algunos momentos.
No estás solo
Esta guía está repleta de información práctica para ayudarte a mejorar tu salud mental. Pero la «táctica» más importante de todas no se basa en ti como individuo solitario. La acción más importante que puedes emprender como empresario es construir tu comunidad de relaciones.
Una de las cosas más comunes que oigo de los fundadores es que las personas de su vida no «lo entienden». El cónyuge, los vecinos, el compañero de piso de la universidad, los hermanos y los padres no entienden las presiones y los desafíos de ser empresario.
«Nadie más entiende lo que es dirigir mi empresa».
«Nadie entiende mi día a día y contárselo sería un proceso largo y arduo».
«Nadie más podría entender lo que siento ahora mismo».
«Otras personas no tienen la combinación de presiones y responsabilidades que yo tengo».
Tu cerebro te está jugando una mala pasada. Todos -literalmente, todos los seres humanos- hemos experimentado frustración. Todos nos hemos sentido tristes. Todos sabemos lo que es sentirse inseguro o asustado. Todos nos hemos sentido desmotivados o quemados. Todos hemos experimentado la duda o la falta de confianza. Todos hemos conocido la alegría del éxito o la emoción que se siente cuando las piezas de tu vida encajan de la forma adecuada.
No estás solo.
Te lo repito: no está solo.
Es igual de fácil acostumbrarse a pensar que estamos solos y a vivir aislados,como fundadores que superar esos pensamientos. Solo se tiene que adquirir el hábito de decir sí a la gente. «Sí, puedo tomar un café solo para hablar. Sí, me encantaría contarte qué tal me ha ido el día y ver si me quieres comentar algo al respecto. Sí, me gustaría que me dieras un consejo». Sí, sí, sí.
Habla menos y escucha más, hasta (especialmente) a las personas que no tienen una empresa y están en tu vida. Escucha sus problemas, lo que les disgusta y sus miedos. Escucha sus alegrías y qué celebran. Escuchar atentamente te ayudará a tender un puente entre tu situación y la de ellos. Tanto si quieres conectar con tu marido que se queda en casa; con tu mujer que es médico de urgencias; con tu hija en edad preadolescente o con tu padre jubilado y obsesionado con el golf, encontrarás el punto de conexión y comprensión si escuchas bien.
Escuchar no es ponerse la capa de superhéroe y arreglar los problemas de todo el mundo. Tú también tienes tus necesidades. Escuchar es una forma de ayudar a los demás a ayudarte. Ayuda a tus familiares y amigos a entender tu vida como fundador de una empresa escuchando las emociones y preocupaciones comunes en las historias de sus vidas. Todos somos humanos y la mejor forma de conectar con los demás es a través de esas emociones tan reales y tan humanas.
Las relaciones profundas aportan salud mutua
Nuestro bienestar depende de tener relaciones sanas y profundas. Nuestros cuerpos necesitan el contacto físico. Nuestras mentes ansían el lenguaje. Nuestro corazón se alegra cuando alguien nos quiere. Nuestras mentes prosperan cuando somos capaces de ayudar a los demás. Somos una especie social. Las relaciones aportan consuelo y compañía. Las personas de nuestra vida pueden orientarnos cuando necesitamos resolver problemas, ser nuestras vías de escape cuando necesitamos tomar distancia, nexos de unión cuando nos cuesta conectar, ayudarnos cuando necesitamos una perspectiva nueva y ser la base sobre la que construimos nuestras empresas.
Es imposible tener éxito en la empresa o en la vida, y es imposible estar sano sin unas relaciones significativas y profundas. Las personas tienen que ser lo primero en lo que invirtamos, y nuestra prioridad por encima de otras cosas. (Tú también cuentas como «persona»).
Como comentario final, quiero hacer un apunte rápido a favor de contar con la ayuda de un profesional de la salud mental. Un terapeuta o consejero está entrenado para escuchar patrones problemáticos y puede ayudarte a prevenir espirales negativas o implosiones en tus relaciones. Muchos de nosotros también tenemos ideas bastante buenas sobre cómo gestionar el estrés. Y si ocurre lo peor -si fracasas, te sientes absolutamente solo, caes en una depresión, tiene pensamientos dolorosos, te divorcias, sufres una bancarrota- tienes a un experto a tu lado para ayudarte a recomponer las piezas de tu vida. Si te gustaría consultar algunos consejos específicos para fundadores sobre por qué y cómo ponerte en contacto con un profesional de la salud mental, consulta este episodio del podcast .
Deseo sinceramente que encuentres una estrategia personalizada para hacer de la iniciativa empresarial una forma de vida sostenible, significativa, satisfactoria y lucrativa. Si crees que necesitas a alguien con quien hablar, busca a un profesional de la salud mental de tu localidad o ponte en contacto.