River Island crea la experiencia de compra en tienda del futuro
Para las tiendas de ropa, es más importante que nunca unir las experiencias de compra en línea y en la tienda física. River Island ha respondido creando tiendas que combinan el servicio atento del personal con la comodidad y el control de la tecnología.
River Island se fundó en la década de 1940 como un puesto del mercado que vendía telas y creció durante la época del "Swinging London" hasta convertirse en una empresa llamada Chelsea Girl, que se especializaba en minivestidos. Desde 1988, se conoce como River Island, un comerciante minorista de ropa accesible y de alta calidad para hombres y mujeres. La empresa tiene 250 tiendas en Reino Unido, además de alianzas y franquicias en Europa, Oriente Medio y Norteamérica. Su legado es una ventaja y también un desafío.
«Como marca que lleva mucho tiempo, acumulas una cierta percepción en el mercado», explica Adam Warne, director de información de River Island. «Pero cuando has transformado por completo la experiencia de comercio minorista a través de la innovación, puedes sorprender y satisfacer a los clientes de nuevos modos».
Tiendas personalizadas
En ubicaciones personalizadas, River Island ha instalado probadores inteligentes con pantallas que muestran al instante la ropa que ha elegido un comprador, reconocida con las etiquetas integradas RFID. Utilizando la pantalla, los clientes pueden solicitar al dependiente que les envíe distintas tallas y buscar sugerencias de artículos que completen el conjunto. Cuando el cliente está preparado para finalizar un proceso de compra, no es necesario esperar en fila, simplemente basta con ir a un quiosco de autopago con tecnología de Stripe.
«Es una propuesta para el cliente mucho más orientada a los servicios, más que solo una tienda donde se pueda escoger la ropa», afirma Warne. «Realmente se trata de si somos capaces de aportar algo a nuestros clientes que les haga sentir que este es un lugar especial en el que comprar».
Innovación con Stripe
El ciclo de desarrollo fue tan moderno como el resultado. Antes de ofrecer la experiencia a los clientes, un ingeniero de River Island pidió que le enviasen una máquina de autopago a su apartamento, donde tardó solo dos semanas en integrarla con la plataforma de pagos de Stripe. Fue un esfuerzo de exploración tanto para River Island como para Stripe.
«Estuvimos trabajando con Stripe sin ninguna promesa comercial», comenta Warne. «Nos dieron acceso a las API, un chip de pago, un dispositivo PIN y una tarjeta ficticia para probarla. Eso nos demostró la filosofía de Stripe antes incluso de poner blanco sobre negro».
En la actualidad, Stripe procesa todos los procesos de compra de autoservicio en las tiendas de River Island, además del 100 % de las ventas por Internet del comerciante minorista. La integración ofrece a River Island una vista unificada y omnicanal de sus flujos de ingresos, que pretende ampliar con Stripe.
«Ya establecimos muchas relaciones directas con distintos sistemas de procesamiento de pagos», indica Warne. «Pero ahora, en última instancia, queremos que Stripe procese cada uno de nuestros pagos a través de todos los canales».